ha pasado una cosa que jamás en la vida hubiera pensado que pudiese pasarme a mi: estoy esperando a mi primer hijo y no es sólo mio, también es del hombre al que he dedicado tantas entradas cursis en este blog.
tres años juntos, casi un mes y medio viviendo bajo el mismo techo y un pequeño alien creciendo en mi panza (bueno, ya...no es mi panza pero todos sabemos que no suena bonito decir "un alien creciendo en mi útero"...disculpen la imagen mental)...vaya cosas las que pasan, incluso mi relación con mi padre cambió porque ya no es tan fría (al menos nos despedimos con un abrazo en cada visita)...
y antes de que pasara lo del pequeño retoño me di cuenta de que yo misma estaba cambiando, leí todo el blog antes de escribir de nuevo y no he hecho más que pensar "¿esa soy yo?", hay cosas que no cambian y lo admito (mi amor por él, por el rosa y los perfumes) pero por dentro creo que ya no soy tan burbujeante como antes, dejé las convenciones (que ahora me parecen algo sumamente ridículo con disfraces hechos casi con las patas), dejé la revista Yume (más por no sentirme apreciada que por otra cosa, al cabo que ni me pagaban), incluso dejé para siempre el Ichihara para pasar a tomar un nombre de casada (Yukime de Bortron) ¿es esto a lo que llaman madurez?
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